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Con un diámetro de entre 22 y 49 metros, el cuerpo celeste no representa amenaza para nuestro planeta.
El asteroide 2011 ES4, con un diámetro de entre 22 y 49 metros, se acercará a la Tierra el próximo 1 de septiembe, según el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA.
Se calcula que el objeto pase frente a nuestro planeta a una velocidad de más de 29.000 kilómetros por hora y a una distancia de tan solo 71.800 kilómetros. En comparación, la Luna se encuentra a unos 384.400 kilómetros de la Tierra.
El asteroide forma parte del grupo Apolo y tiene una órbita muy amplia alrededor de la Tierra y el Sol, con una trayectoria de vuelo que se cruza con la órbita terrestre. Pese a su paso cercano, el 2011 ES4 no representa una amenaza, ya que su diámetro es demasiado pequeño.
Universidad Politécnica de Cataluña
Es "el séptimo más antiguo" que se conserva en todo el mundo.
Un equipo de investigadores, dirigido por el profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña, Jordi Llorca, descubrió dos fragmentos del meteorito de Barcelona, que cayó el 25 de diciembre de 1703 en el municipio catalán de Terrassa, según comunicóla institución.
Llorca explicó que hasta ahora se creía que no se había conservado ningún fragmento de ese objeto espacial. Los pedazos, de 50 y 34 gramos, fueron hallados en un tarro de vidrio junto con una etiqueta incompleta, en la colección de la familia Salvador, un linaje de naturalistas barceloneses, que entre los siglos XVII y XIX reunieron unas colecciones científicas importantes, reza el reciente estudio, publicado en la revista Meteoritics and Planetary Science.
Réplica del Gabinete de la familia Salvador.Universidad Politécnica de Cataluña
Los resultados de distintos análisis, realizados con el uso de tecnologías avanzadas, como tomografía de rayos X, microscopía y microsonda electrónica, revelaron que los fragmentos estaban compuestos por silicatos y pequeñas partículas metálicas, lo que permitió llegar a la conclusión de que el meteorito procede de un asteroide primitivo entre les órbitas de Marte y Júpiter.
Además, los científicos compararon estos restos con los cuatro meteoritos que habían caído o fueron encontrados en Cataluña entre 1851 y 1905 y concluyeron que los fragmentos recién descubiertos eran diferentes y no podían ser confundidos con otros.
"Este estudio científico [...] es una ventana para mirar a la formación y evolución del sistema solar", subrayó Llorca y agregó que el meteorito de Barcelona es "el séptimo más antiguo" que se conserva en todo el mundo.
El investigador Jordi Llorca estudia los fragmentos del meteorito de Barcelona.Universidad Politécnica de Cataluña
Los investigadores han pasado décadas buscando evidencias de agua en Marte. A medida que la tecnología se ha ido desarrollado, han salido a la luz más pruebas de que los ríos, lagos e incluso los océanos fueron una vez abundantes en el planeta rojo.
El Marte moderno es helado y polvoriento y es poco probable que tenga mucha agua líquida en la superficie, si es que la tiene, en primer lugar. Sin embargo, hace miles de millones de años, Marte era más cálido y podría haber tenido suficiente agua líquida para sustentar la vida.
Ahora los científicos han descubierto la primera evidencia de un río en Marte que fluyó a través del planeta rojo durante más de 100.000 años.
El equipo examinó las imágenes tomadas por el Experimento Científico de Imágenes de Alta Resolución de la NASA (HiRISE) de la nave espacial Mars Reconnaissance Orbiter. Las imágenes fueron tomadas dentro del enorme cráter de impacto Hellas en el hemisferio sur de Marte, uno de los cráteres de impacto más grandes del sistema solar.
Las imágenes detalladas revelaron que el cráter fue formado por ríos hace más de 3.700 millones de años. Eso es más o menos el mismo tiempo en que la vida estaba empezando a comenzar en la Tierra.
Las marcas permanentes dejadas en las caras expuestas de los acantilados de más de 200 metros de altura revelan que el río era un profundo y rápido torrente de agua que existía todo el año. Las marcas en la roca son idénticas a las que se ven en la Tierra cuando el agua pasa por la roca durante largos períodos de tiempo. Se cree que el río se movía constantemente y creaba bancos de arena similares al Rin, o a otros ríos del norte de Italia.
Las imágenes también muestran que los procesos fluviales que formaron estas rocas ocurrieron durante un período de tiempo muy largo.
"Los ríos que formaron estas rocas no fueron un evento aislado, sino que probablemente estuvieron activos durante decenas o cientos de miles de años", explicó Joel Davis, uno de los autores de la investigación.
Esto prueba que Marte tenía abundante agua líquida y una atmósfera estable capaz de soportar la vida hace unos 3.700 millones de años, cuando el sistema solar estaba en su infancia.
"Nunca hemos visto un afloramiento con esta cantidad de detalles en el que definitivamente podemos decir que es muy antiguo. Esta es una pieza más del rompecabezas en la búsqueda de vida anterior en Marte, proporcionando una novedosa visión de cuánta agua ocupaban estos antiguos paisajes", agregó.
Esta evidencia refuerza la esperanza de que las rocas sedimentarias de este período podrían ser ideales para la búsqueda de evidencia de vida pasada en Marte.
"Aquí en la Tierra, las rocas sedimentarias han sido utilizadas por los geólogos durante generaciones para imponer restricciones a las condiciones que existían en nuestro planeta hace millones o incluso miles de millones de años", explicó el coautor William McMahon en una declaración.
"Ahora tenemos la tecnología para extender esta metodología a otro planeta terrestre, Marte, que alberga un antiguo registro de rocas sedimentarias que se extiende aún más atrás en el tiempo que el nuestro", añadió McMahon.
Los hallazgos se publicaron en la revista Nature Communications.
El componente previamente inadvertido hace referencia a un planeta húmedo y apto para albergar vida hace 4.000 millones de años.
Los partidarios de la idea de que hay vida en Marte han obtenido un nuevo argumento a favor de esta hipótesis. Un grupo de científicos de Japón encontró en muestras del meteorito de origen marciano Allan Hills 84001 un componente que pasó desapercibido durante décadas: nitrógeno atrapado en la roca.
El microscopista Atsuko Kobayashi, uno de los autores del hallazgo, destaca que el nitrógeno es un elemento crucial para la vida tal y como la conocemos, al igual que lo es el carbono, también presente en la pieza. En un comentario concedido a la revista Newsweek, el científico comentó que trabajó dos décadas con ese meteorito, un objeto "famoso, con cientos de artículos publicados sobre él".
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El material orgánico con el nitrógeno incluido estuvo en los minerales carbonatos del meteorito, detalla a su vez un comunicado difundido por el Instituto de Tecnología de Tokio. Exámenes previos establecieron que estos minerales se habían formado hace aproximadamente 4.000 millones de años, y las sustancias incrustadas debían de ser al menos de la misma época.
El meteorito es fruto de un impacto sobre la superficie de Marte por parte de un asteroide hace unos 15 millones de años. Posteriormente, este cuerpo celeste pasó la mayor parte del tiempo en el espacio antes de precipitarse sobre la Tierra. Una expedición estadounidense lo encontró en 1984 en la Antártida, y desde entonces esta pieza de roca marciana generó bastantes conjeturas sobre la "actividad biogénica" en el planeta rojo.
Puesto que los minerales de carbonatos normalmente se sedimentan del agua subterránea (algo que se conoce por la mineralogía terrestre), el hallazgo apunta a un Marte joven húmedo y rico en compuestos orgánicos, un entorno que podría ser favorable para el inicio de la vida, estiman los investigadores nipones.
"Las moléculas orgánicas son aquellas que contienen cadenas y anillos de átomos del carbono unidos, como los que utiliza la vida [en la Tierra]", añadió Kobayashi. "A menudo contienen átomos de nitrógeno, particularmente en los aminoácidos que forman las proteínas, así como en el ADN y el ARN", explicó.
En opinión del investigador, la detección del nitrógeno sugiere que el Marte joven no era no tan rico en oxígeno como el actual. "Nuestra química de nitrógeno nos dice que la atmósfera no tenía mucho oxígeno cuando se formaron estas moléculas, lo cual es una información nueva", señaló el experto.
El descubrimiento a finales del siglo XX de compuestos orgánicos en meteoritos marcianos y, más recientemente, en la corteza de Marte abrieron un debate sobre su origen. Todavía se sabe poco de la edad que tienen, cuán ampliamente están distribuidos y qué eslabón ocupan en la cadena bioquímica.