jueves, 30 de agosto de 2018

Un meteoro siembra el pánico en el oeste de Australia



El fenómeno que provocó este ovni atemorizó a los residentes de Perth y generó suposiciones dispares respecto a su origen.

Un enorme meteoro que alumbró el cielo de Perth (Australia Occidental) y fue calificado por la cadena ABC como "un visitante interestelar" aterrorizó a muchas personas y alteró el comportamiento de diferentes animales.

Este cuerpo celeste sobrevoló el lugar la noche del pasado 28 de agosto y es muy probable que impactara en la Tierra, según estiman diversos especialistas.

Hacia las 19:40 de ese día, los Bomberos de la localidad recibieron numerosas llamadas de vecinos asustados, quienes aseguraron que habían visto pasar una bola de fuego sobre sus cabezas.

Mientras algunos sugirieron que ese ovni pudiera generar un incendio desastroso, una mujer aseguró a la cadena australiana ABC News que escuchó algo semejante a "un accidente de aviación" mientras se encontraba en la ducha y a otro residente le pareció "como si el cielo se cayera".

El estampido posterior "sacudió toda la casa, las ventanas y enloqueció a mi perro", comentó Robyn Garrett, una de las testigos del suceso.  

El Observatorio de Perth analiza diferentes videos registrados por cámaras de vigilancia y otros dispositivos de grabación instalados en vehículos para establecer el origen del incidente.

domingo, 26 de agosto de 2018

Un asteroide del tamaño de la Gran Pirámide de Guiza se acerca a la Tierra







El cuerpo celeste, que se dirige hacia nuestro planeta a una velocidad de cerca de 32.000 kilómetros por hora, fue catalogado por la NASA como "potencialmente peligroso".

El asteroide 2016 NF23, que fue clasificado por la NASA como "potencialmente peligroso", se acercará a la Tierra el próximo 29 de agosto, informa la agencia espacial a través de su página web. 

Según la NASA, este cuerpo celeste se está dirigiendo hacia nuestro planeta a una velocidad de 32,186 kilómetros por hora y mide entre 70 y 160 metros de diámetro, lo que equivale al tamaño de la Gran Pirámide de Guiza. La NASA espera que el asteroide pase "muy cerca" de la Tierra.

La roca espacial pertenece a la categoría elaborada por la NASA de "objetos potencialmente peligrosos", que incluye a todos los materiales espaciales que se acercan a una distancia menor de 7,5 millones de kilómetros de la Tierra. 

Sin embargo, el oficial de defensa planetaria de la NASA, Lindley Johnson, declaró a Space.com que el 2016 NF23 no representa ningún peligro para la Tierra, y aunque volará a una distancia de cerca de cinco millones de kilómetros del planeta, "no hay nada extraordinario acerca del paso del asteroide". 

jueves, 23 de agosto de 2018

Asteroide "potencialmente peligroso" se acercará a la Tierra este 29 de agosto







Según Fox News, el tamaño de ese cuerpo sideral puede fluctuar entre el de un Boeing 747 y el de la Gran Pirámide de Guiza.

Un enorme asteroide, denominado 2016 NF23 por la NASA y con un diámetro estimado que podría fluctuar entre 230 y 500 pies (de 70 a 152 metros), pasará cerca de la Tierra el 29 de agosto a una velocidad de 9,04 kilómetros por segundo, informa el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA.

La agencia estima que el objeto espacial se desplazará a 4,8 millones de kilómetros de la Tierra, lo que equivale a tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Según Fox News, el tamaño de este asteroide puede ser comparable, según sus dimensiones definitivas, con el de un Boeing 747 o con la Gran Pirámide de Guiza. 

En la clasificación de la NASA, el asteroide se considera como "potencialmente peligroso" debido a la distancia en que se hallará con respecto a la Tierra. Todo objeto espacial que pase a una distancia menor de 7,5 millones de kilómetros y que tenga un diámetro superior a 140 metros está en la lista de los peligrosos.

martes, 21 de agosto de 2018

Confirman existencia de agua en la superficie de la Luna



Los científicos han confirmado la existencia de agua en la Luna, según ha informado la NASA. Se reporta que el agua está en forma de hielo en cráteres cerca de los polos del satélite. La temperatura allí no supera los 157 grados centígrados bajo cero y nunca llegan los rayos del Sol. Hasta ahora solo se había detecado agua bajo la superficie lunar. En la NASA han destacado que estos depósitos podrían ser muy útiles para las futuras expediciones.

domingo, 19 de agosto de 2018

NASA revela el origen de la misteriosa bola de fuego que iluminó el cielo de Alabama





De acuerdo con la agencia espacial, el objeto medía 1,8 metros de diámetro y se desplazaba a 86.421 kilómetros por hora.

Una bola de fuego que este viernes cruzó el cielo en el estado de Alabama, en el sureste de EE.UU., ha sido confirmada por la NASA como un asteroide "al menos 40 veces más brillante que la luna llena".

"[El viernes] a las 12:19 CDT (05:19 UTC), numerosos testigos en el sureste informaron de que habían visto una bola de fuego muy brillante, que también fue detectada por las seis cámaras de meteoritos de la NASA en la región", afirma el comunicado de la Unidad de Investigación Meteoroide de la NASA (MRU).

Poco después la agencia espacial publicó un video que muestra al objeto brillando en el espacio.

El análisis de la NASA ha revelado que el meteorito fue visto por primera vez sobre localidad de Turkey Town, Alabama, a 93 kilómetros de altura. La bola de fuego luego se desplazó hacia el noroeste a una velocidad de 86.421 kilómetros por hora y se destruyó a aproximadamente 29 kilómetros sobre la pequeña ciudad de Grove Oak. Los primeros resultados de la investigación también muestran que el pequeño asteroide medía 1,8 metros de diámetro.

Mientras tanto, la NASA ha admitido que no están seguros de si la bola de fuego tocó tierra, pero la agencia espacial afirma que el objeto hizo que se activaran "todas las cámaras y sensores operados por la Oficina de Medio Ambiente de Meteoritos en la región".

NASA revela qué es el 'extraño objeto' captado por el Curiosity en Marte






Los científicos han afirmado que el objeto no da ningún motivo para la preocupación.

Este lunes el 'rover' Curiosity de la NASAfotografió un extraño objeto en la región de Pettegrove Point, situada en la cresta Vera Rubin de Marte. Los miembros del equipo de la misión inicialmente creyeron que el objeto, de forma plana y color blanquecino, podría ser un fragmento que se hubiera desprendido del vehículo robótico. No obstante, las observaciones del explorador marciano han determinado rápidamente que el objeto fotografiado no es nada extraño.



"Se descubrió que era una capa de roca muy delgada, por lo que todos podemos dormir tranquilos esta noche: ¡El Curiosity no está perdiendo la piel!", escribió en el web oficial de la misión Brittney Cooper, científico atmosférico de la Universidad de York en Toronto y miembro del equipo del 'rover'.

El investigador también ha reportado que el Curiosity perforó recientemente otra roca encontrada en Pettegrove Point, a la que han llamado 'Stoer', y que ya ha procedido a analizar las muestras adheridas a ella. Recientemente el vehículo también ha estado midiendo la opacidad de la atmósfera marciana, ayudando así a los investigadores a monitorear la tormenta de polvo global que ha estado azotando al Planeta Rojo durante los últimos dos meses.

sábado, 18 de agosto de 2018

¿Hay alguien ahí? La razón por la que los extraterrestres aún no han visitado la Tierra






La Vía Láctea —una de las cientos de millones de galaxias de nuestro universo— cuenta con miles de exoplanetas potencialmente habitables. Por cada grano de arena en cada playa de la Tierra hay 10.000 estrellas.

Sin embargo, todavía no hemos entablado contacto con ninguna forma de vida alienígena. Sputnik te presenta algunas de las teorías que tratan de explicar esta circunstancia.

La paradoja de Fermi

Según afirmaba el mítico físico experimental y teórico italiano Enrico Fermi (1901-1954), existe una aparente contradicción entre la probabilidad de que haya otras civilizaciones inteligentes y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones. 

"La creencia común de que el universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente confrontada a nuestras observaciones, que sugieren todo lo contrario, es paradójica. Nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas", reza la paradoja.

No obstante, esta famosa paradoja todavía sigue sin respuesta debido a numerosas observaciones astronómicas.



Según opina el astrofísico estadounidense Jason Wright, de la Universidad Estatal de Pensilvania, "si una galaxia entera hubiera sido colonizada por una civilización avanzada, la energía producida por sus tecnologías sería detectable en el espectro infrarrojo medio". No obstante, el satélite WISE de la NASA no logró detectar la presencia de dichas frecuencias infrarrojas en las 100.000 galaxias más cercanas a la Tierra.

A su vez, el físico de partículas británico Brian Cox, de la Real Sociedad de Londres, opina que es imposiblemanejar un planeta "que tiene el poder de destruirse a sí mismo y necesita soluciones globales de colaboración para impedir que eso suceda". De este modo, es posible que cualquier civilización extraterrestre esté destinada a autodestruirse, algo que también amenaza a nuestro planeta, advierte Cox.

"Puede ser que el avance de la ciencia y la ingeniería supere inevitablemente el desarrollo de las experiencias políticas, lo que lleva al desastre", sugiere.

Por su parte, el economista Robin Hanson, del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, afirma que existe un obstáculo hipotético, denominado 'el Gran filtro', que impide que las civilizaciones extraterrestres del universo observado se pongan en contacto con los habitantes de la Tierra.

Según la hipótesis de Hanson, si los alienígenas tuvieran la oportunidad de contactarnos, la Vía Láctea estaría llena de colonias extraterrestres.



En 1964, el astrofísico soviético Nikolái Kardashov elaboró un método para medir el grado de evolución tecnológica de una civilización. Según la denominada 'escala de Kardashov', nuestro planeta tiene un valor de 0,73, aunque es capaz de alcanzar el estado llamado Tipo I (con una puntuación de 1).

Mientras que las civilizaciones del Tipo I pueden aprovechar toda la potencia disponible en un único planeta, las de los Tipos II y III son mucho más avanzadas y son capaces de aprovechar toda la potencia disponible de una estrella o incluso una galaxia, respectivamente. De este modo, debido a que no podemos entender a las civilizaciones superiores a la terrestre, tampoco podemos predecir su comportamiento o comprender y detectar que ya nos han visitado.


viernes, 17 de agosto de 2018

Detectan un misterioso objeto en Marte, ¿es una "base alienígena secreta"?





Un investigador de ovnis asegura haber descubierto una "base alienígena secreta" en las fotos de Marte, lo cual, según él, podría ser suficiente para forzar a la NASA a revelar la verdad sobre la existencia de extraterrestres en nuestro sistema solar.

El ufólogo Scott Waring ha compartido una foto de la superficie marciana en su canal de YouTube que muestra una supuesta "base alienígena secreta".

"Este tipo de evidencia podría ser usada por un tribunal para forzar a la NASA a revelar la verdad sobre la existencia de extraterrestres en nuestro sistema solar", dijo Waring. 



La foto fue inicialmente compartida en Gigapan por Neville Thompson en 2015, pero Waring logró localizar la "base" allí. Sin embargo, no hay evidencias científicas que demuestren que sea un objeto artificial.

No es la primera vez que se acusa a la NASA de ocultar información sobre la existencia de vida extraterrestre. Anteriormente, Scott Warning opinó que la revelación del exastronauta estadounidense Leland Melvin, quien aseguró haber visto a una criatura orgánica parecida a un alienígena, también podría servir de prueba de la existencia de la vida extraterrestre.

Comparte tu opinión, ¿este ufólogo tiene razón o se trata de una acción publicitaria?


jueves, 16 de agosto de 2018

Una sonda de la NASA halla señas de una enorme estructura en un extremo del sistema solar







Un resplandor ultravioleta registrado por un espectrómetro de la nave New Horizons puede evidenciar la presencia de un muro de hidrógeno en el cinturón de Kuiper.

La nave espacial no tripulada New Horizons de la NASA ha registrado una fuente de resplandor ultravioleta en una región limítrofe del sistema solar. La señal constante de fondo, registrada por un espectrómetro, puede provenir de un muro de hidrógeno en el cinturón de Kuiper, situado más allá del planeta enano Plutón.

Según esta versión principal, la cual desarrolla un grupo de astrofísicos en un artículo publicado la semana pasada en Geophysical Research Letters, la fuente se ubicaría "cerca de donde el viento interestelar se encuentra con el viento solar". Sin embargo, también podría tratarse de otro objeto más distante, algo que permitió a una periodista de Science Alerthablar este miércoles de una "enorme estructura al borde" de nuestro sistema planetario y calificar de "misteriosa" esta fuente de resplandor.

La autora todavía considera el muro de hidrógeno como la "mejor explicación" y recoge las palabras del astrónomo Leslie Young del equipo operador de New Horizons, quien calificó el fenómeno registrado como "el umbral entre estar en el entorno solar y en nuestra galaxia". Los expertos hipotetizan también sobre una especie de 'atasco' para los átomos de hidrógeno neutral en la región en cuestión.

La sonda New Horizons despertó a principios de junio pasado después de un período de hibernación para realizar el viaje espacial más lejano de la historia hacia el objeto no identificado '2014 MU69' en el cinturón de Kuiper, conocido como Ultima Thule. Había pasado en 2015 cerca de Plutón, noveno planeta del Sistema solar.

lunes, 13 de agosto de 2018

Putting the ethics into planetary protection

In the coming decades, as we gear up for a more in-depth search for life on Mars, as well as visits to potentially habitable ocean moons in the outer Solar System, should scientists start addressing the ethical concerns of accidentally contaminating these worlds with Earthly microbes, as well as the scientific implications? That's the question posed by a trio of scientists who are arguing for a shake-up in how we think about planetary protection.

If there is life on Mars, or in the waters of Europa or Enceladus, then we risk contaminating it with terrestrial microbes before we can even get the chance to discover that life. Despite our best efforts, no mission goes into space completely sterile, but there are requirements: the Outer Space Treaty, which was signed by all space-faring nations in 1967, stipulates that every effort must be made to protect other worlds from contamination. The Committee on Space Research (COSPAR) has guidelines that state that any mission designed to look for life on other worlds must not have a probability greater than 1-in-10,000 that a single microbe carried on board will contaminate potential extraterrestrial habitats.

The requirement is dictated by the need to ensure the scientific integrity of the discovery of life. How could we be sure we have found life native to another world if we have already contaminated it with Earthly microbes? There is, however, another aspect to planetary protection that tends to be overlooked, which is that the potential alteration of alien biospheres in the face of invasive terrestrial microbes is also an ethical issue.

Currently, the only potentially life-bearing world that could have been contaminated by microbes hitchhiking on a spacecraft is Mars. In 2012, researchers catalogued 298 strains of extreme bacteria that were able to survive the sterilization process in European Space Agency clean rooms, and it is expected that there are dormant terrestrial microbes on Mars today, although it is not suspected that any active contamination has yet taken place.

However, that could change if humans land there, or if we send spacecraft to venture into the oceans of the icy moons of the outer Solar System.

Therefore, it's time to reopen the debate about the risks of 'forward contamination' and its ethical implications, say Brent Sherwood and Adrian Ponce of the Jet Propulsion Laboratory (JPL), and Michael Waltemathe of Ruhr-Universität Bochum in Germany.

"What motivated us was what I call the pedigree and the provenance of the 1-in-10,000 number," says Sherwood, who is Program Manager for Solar System science mission formulation at JPL . "By pedigree I mean, where did it come from, and by provenance I mean, how has it been curated since it was written down? My co-authors and I find it unsatisfying, partly because modern biology is a moving target, and also partly because we are now entering an era where we will be exploring other worlds with vast amounts of water."

Preventing forward contamination

The current forward contamination requirement has a long history. Its story dates back to 1963, when JPL's Leonard Jaffe first presented the number in a study that was based on two rationales. The first was the likelihood that three-quarters of all life-detecting missions to Mars would fail to return useful data (this was back in the 1960s, when spaceflight was new and mission failures were common), and the second was that the chance of contaminating Mars with robotic spacecraft is much less than if humans landed on the red planet.

Subsequent studies categorized missions by type (are they landers or rovers, and are they designed to detect life?) as well as by a mission's target (is the spacecraft going to a possibly life-bearing world such as Mars or Europa, or a dead world like Mercury?). These subsequent studies typically still conclude that a probability of 1-in-10,000 is the most reasonable requirement. Yet the more we learn about the potential for life not only on Mars but also the ocean moons of the outer Solar System, and the more we discover about extremophile survivability and microbial interdependences - with the former arguing for a more stringent requirement and the latter for a more lax requirement, says Sherwood - the more these studies look outdated.

It's not just the danger of foiling our own life-detection experiments that concerns Sherwood and his colleagues. At numerous conferences, and now in a paper published in the journal Space Policy, Sherwood and his colleagues raise the issue of ethics.

"Maybe there is life out there, but can we learn about it without damaging it, and is it up to us to protect it? What obligations are we under?" asks Sherwood. "The entire history of the discussion of the forward contamination requirement has been motivated only by protecting our ability to do science in the future. What it's missing is a discussion about protecting the biosphere of another world because it may not be ours to mess up, which is the ethical argument."

Risk assessment

In their paper, the scientists cite two examples where scientific endeavors with societal and ethical consequences had risk assessments taken and a decision made as to whether to proceed. The first was the scientific debate over the test of the first thermonuclear bomb in 1952. One concern at the time was that the explosion might ignite a chain reaction in our atmosphere, incinerating it and all life on the planet. Because of the classified nature of nuclear weapons development, these deliberations took place in secret and the decision was never placed in the wider world's hands.

The second example is the switching on of two powerful particle accelerators, the Relativistic Heavy Ion Collider in the USA and the Large Hadron Collider on the France-Switzerland border. In both cases it was perceived by some that there could be a tiny risk that the particle collisions could produce a black hole that could swallow the Earth. Activists ultimately took the governing bodies of the particle accelerators to court to try and prevent the switch-on of the particle accelerators.

In each case, the solution was decided by means that Sherwood would like to avoid - in secret or in a court of law. There is a case to argue that scientific dilemmas with ethical implications should be open for the whole world to debate, just like how discussions over the use of genetically modified foods or artificial intelligence have been placed on the global stage. Furthermore, Sherwood and his co-authors are calling on not just scientists, but also the public and non-technical experts, to discuss the risks of contaminating another world with terrestrial microbes and determine what an acceptable way of managing those risks would be.

"The discussion needs to include people who are not technical, it needs to be open and it needs to be ongoing, because there is no such thing as a final answer to any of this," says Sherwood. By that, Sherwood is referring to how our understanding of biology, and astrobiology is growing so rapidly that it is beginning to outpace the evolution of our planetary protection policies. Given the length of time it takes to propose, plan and launch a planetary mission, the astrobiological sands could very well have shifted in the decade or so between planning and building a spacecraft, and launching and conducting its mission.

"Part of our motivation is the fear - that's a strong word, sorry - that having this conversation downstream would be more painful and expensive than having it upstream," Sherwood tells Astrobiology Magazine. "Because these are multi-decade endeavors in planetary science, the people who make the policy decisions today won't even be around when the missions occur, but the people who will inherit the societal consequences and on whose conscience it will weigh if we stumble or make a mistake aren't even at the table yet. Who speaks for them?"

Communication

A recent report into planetary protection protocols from the National Academies of Science, Engineering and Medicine devoted just a few paragraphs to the discussion of the ethical implications. In the report, the committee of authors recognize that planetary protection and the resulting ethical issues are intertwined, and that their complex nature would require new policies. The report also states, however, that "dialogue on expanding planetary protection ethics has not advanced sufficiently to permit the committee to make relevant findings and recommendations. Nor did the committee believe it had the mandate to study specifically the implications of an expanded ethical approach to planetary protection... Periodic updates of ethical implications could be a way to convey norms to the international public and private space community as concerns arise; formal COSPAR policy would presumably follow."

Despite the National Academies report, Sherwood already has a mechanism in mind for tackling the ethical considerations before they become a more serious concern. He sees two stages, with the first stage being to get the problem out into the open and communicate to the world what can be done, how the risks could be managed, what our limitations are and what the 1-in-10,000 number means. This would help provide context for the global discussion to then move to the second stage, which is deciding from the options available what should be done.

Communicating those options correctly is still a problem, says Sherwood, who highlights one particular feature in a concept for a spacecraft that could one day land on the icy wastes of Jupiter's moon Europa, which hosts a global ocean somewhere below the ice. Over aeons, Europa is resurfaced and eventually, as part of this resurfacing process that sees the gradual churning of surface ice, any lander would find itself subsumed by the ice and gradually work its way down towards the ocean, where there could potentially be life.

"There would be a subsystem inside the spacecraft that, when the mission is over, will incinerate the innards, which are the parts of the spacecraft that we would be unable to be sterilize before launch," Sherwood tells Astrobiology Magazine. "It's a very subtle, sophisticated response to the forward contamination requirement, yet it is not clear how widespread the understanding of this approach even is yet. It starts with communication."

Given that ethical values can vary from organization to organization in the same country, never mind from country to country, there is the potential for such discussion to involve heated debate, with clashes of viewpoints. Ultimately, some people could be left disappointed by the conclusion reached by the majority, but one area that remains unclear is who ultimately makes that final decision based on the arguments presented as part of the debate.

"I don't have an answer to that!" he admits. "Going back to the precedent of the particle accelerators, the decisions were relegated by the courts to the jurisdictions in which the facilities were built."

The organization that has the ultimate say over space launches is the launching authority in a given country, per the Outer Space Treaty. The launching authority has responsibility for ensuring that the launch is safe, is not carrying any toxic materials that could harm life on Earth in the event of a launch failure, and is not a danger to other satellites and spacecraft already in orbit. In the United States, says Sherwood, the Federal Aviation Administration (FAA) has ultimate control over what launches and what doesn't, but the FAA does not have the personnel to assess the risks for planetary protection.

"How could they make a decision?" asks Sherwood rhetorically. "So, there's sort of a mechanism in place, but it's not a complete mechanism. I think all of these issues regarding who gets the final say and how would that happen need to be decided, which again is a good reason to have the discussion. It may be that the rest of the world doesn't even care if we interfere with an alien ecosystem, but our point is not that people will care, it's that people might care, and until we ask we won't know."

jueves, 9 de agosto de 2018

Un astronauta de la NASA afirma que vio una posible criatura "orgánica y alienígena" en el espacio







El ingeniero Leland Melvin y otro compañero contactaron con el centro de mando terrestre tras notar a una extraña figura en el compartimento de carga del trasbordador Atlantis.

El astronauta de la NASA Leland Melvin, que se desempeñó como ingeniero de a bordo del transbordador espacial Atlantis, afirmó en un mensaje en Twitter que vio durante una de sus misionesuna una posible criatura alienígena en el compartimiento de carga de la nave espacial .

Al ser preguntado por el blog UFO Sightings Daily si alguna vez había visto un OVNI, el astronauta respondió de manera negativa, pero admitió que en una ocasión "pensó haber visto algo de apariencia orgánica y alienígenaflotando fuera del compartimiento de carga", tras lo cual con su compañero Randy Bresnik "llamaron a la Tierra para preguntar qué podía ser" y recibieron como respuesta que "se trataba de hielo que se había desprendido de las mangueras del [refrigerante] Freón".

La aparente criatura extraterrestre se veía "traslúcida, [de forma] curvada y orgánica", describió Melvin y desestimó en otro mensaje que la NASA haya mentido intencionalmente sobre la verdadera naturaleza del extraño objeto: "Hmmm. No lo creo, pero uno nunca sabe".

miércoles, 8 de agosto de 2018

Cazador de exoplanetas de la NASA capta un cuerpo celeste inesperado



El telescopio espacial TESS todavía no ha proporcionado imágenes de otros planetas, pero sí de un cometa en movimiento.

El nuevo telescopio espacial de la NASA Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS), conocido como cazador de exoplanetas, inició la exploración científica el 25 de julio de este año, pero antes de emprender la búsqueda de otros planetas, captó imágenes de algo que no estaba dentro de su misión. Aquel día, el TESS tomó imágenes de prueba a lo largo de 17 horas y luego los científicos descubrieron en ellas un cometa en movimiento.

Se trata del cometa C/2018 N1, detectado por la misión NEOWISE de la NASA el 29 de junio. El mismo se sitúa a unos 48 millones de kilómetros de la Tierra, en la constelación Piscis Austrinus. Este lunes la NASA ha publicado un video compilado a partir de las imágenes del Tess. En el video la cola del cometa cambia de dirección por el viento solar.

Además del C/2018 N1 en las imágenes se ven dos estrellas variables, cuya luminosidad cambia como resultado de la pulsación, rotación rápida o el eclipse de sus vecinos binarios. El cambio de color de las estrellas del blanco al negro es resultado del procesamiento de las imágenes.

A partir del minuto 1 en el video también se observa luz procedente de Marte, ya que cuando el TESS tomó aquellas fotos el planeta se encontraba en su punto más cercano a la Tierra.  

martes, 7 de agosto de 2018

El satélite más grande de Júpiter 'canta' como un coro y emite ondas 'asesinas'






Científicos alemanes descubrieron extraordinarias ondas electromagnéticas emitidas por la luna Ganímedes, que pueden causar graves daños a futuras misiones espaciales.

El mayor satélite natural de Júpiter y del sistema solar, la luna Ganímedes, emite extraordinarias ondas electromagnéticas, conocidas como ondas de coro y un millón de veces más potentes que las de la Tierra, según muestra un nuevo estudio conjunto del Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ) y la Universidad de Potsdam (Alemania), recogeScience Daily. 

Las llamadas ondas de coro, un tipo especial de onda de radio que se produce a muy bajas frecuencias, han sido ya detectadas en el espacio alrededor de la Tierra. Son causa de las espectaculares auroras boreales, pero también emiten electrones 'asesinos', de alta energía, capaces de dañar naves espaciales.

Ahora un nuevo estudio muestra que las ondas de Ganímedes son más fuertes que el promedio. No es del todo sorpresa pero sobrepasa cualquier previsión, puesto que esa luna orbita dentro del campo magnético de Júpiter, lo que, según los autores del estudio, constituye uno de los factores claves en la extraordinaria potencia de sus ondas. El campo magnético de Júpiter es el más potente en todo el sistema solar, y 20.000 veces más fuerte que el de la Tierra

"Es una observación sorprendente y desconcertante, que muestra que una luna con campo magnético puede crear tan tremenda intensificación en el poder de las ondas", dijo el autor principal del estudio, profesor Yuri Shprits. 

Los nuevos datos obtenidos por la sonda Galileo muestran asimismo que las ondas de coro emitidas por otro satélite de Júpiter, la luna Europa, son más intensas que las de la Tierra, ya que su potencia es 100 veces más fuerte que el promedio. 

Según los científicos, estas observaciones plantean preguntas sobre si las ondas de Júpiter pueden producir electrones 'asesinos' y qué impacto pueda eso tener para futuras misiones al gigantesco planeta.  

Captan una misteriosa señal de origen extraterrestre en una frecuencia muy baja






La señal de 'ráfagas rápidas de radio' es de origen incierto y su frecuencia fue de apenas 580 MHz.

Astrónomos canadienses captaron el pasado 25 de julio una misteriosa señal de radio de origen extraterrestre en la frecuencia más baja jamás detectada en este tipo de fenómenos, informa Science Alert.

El radiotelescopio denominado Experimento Canadiense de Mapeo de la Intensidad de Hidrógeno (CHIME, por sus siglas en inglés) que se encuentra en la provincia de Columbia Británica, detectó el extraño ruido espacial conocido como 'ráfagas rápidas de radio' (FRB).

La señal, que ha sido denominada FRB 180725A por la fecha de su recepción, fue registrada en una frecuencia de 580 MHz, mientras que hasta ahora la frecuencia más baja de una FRB de la que se tenía registro era de 700 MHz.

Hasta el momento los científicos desconocen tanto el origen como la naturaleza exacta de este tipo de fenómenos, aunque algunas hipótesis atribuyen su surgimiento a la actividad turbulenta asociada a los agujeros negros, como, por ejemplo, la fusión de dos agujeros negros o las estrellas púlsar que emiten una radiación muy intensa a intervalos cortos y regulares.

"Estos fenómenos han ocurrido tanto durante el día como por la noche", mientras que "su momento de llegada no tienen correlación con ninguna actividad local u otra fuente conocida", asegura Patrick Boyle, gerente del proyecto CHIME.

domingo, 5 de agosto de 2018

Graban a un meteorito en el cielo nocturno de Rusia





Numerosos internautas compartieron en Internet videos del fenómeno, que fue visto en el distrito autónomo de Janty-Mansi.

Los residentes de Nefteyugansk y Surgut en el distrito autónomo de Janty-Mansi, en el norte de Rusia, grabaron este sábado un meteorito, que iluminó el cielo nocturno con la luz verde.

Numerosos internautas compartieron videos del fenómeno en Internet y varios de ellos supusieron que se trataba de algo más misterioso que un simple meteorito. Entre las versiones que se hicieron más populares en las redes sociales están: la invasión alienígena y el ensayo de un misil.

jueves, 2 de agosto de 2018

Dos meteoritos impactan contra la Luna y crean nuevos cráteres





Los objetos se destruyeron por completo tras su colisión contra la superficie del satélite.

El portal científico Meteoroides.net ha informado sobre la caída de dos meteoritos sobre la superficie de la Luna, que fueron captados por telescopios del Proyecto MIDAS instalados en los observatorios de Sevilla y La Sagra (España).

Según el portal, las rocas impactaron a gran velocidad contra la superficie lunar no iluminada el 17 y el 18 de julio, produciendo dos destellos de luz sobre el satélite terrestre.

Los meteoritos resultaron completamente destruidos por la colisión y crearon dos nuevos cráteres en la Luna, señala el portal.

miércoles, 1 de agosto de 2018

La ESA comparte un "objeto extraterrestre" proveniente del asteroide Itokawa



Los expertos europeos someten las muestras disponibles de la roca espacial a una simulación del viento solar para estudiar sus propiedades.

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha publicado en su sitio web este 1 de agosto la imagen microscópica de uno de los 1.500 granos de roca que la sonda espacial japonesa Hayabusa recogió en el asteroide Itokawa y trajo a la Tierra. La expedición terminó en el 2010, pero desde entonces los científicos solo mostraron al público las imágenes tomadas desde cerca del propio objeto celeste.

El comunicado que acompaña a la imagen califica como "objeto extraterrestre" el grano, compuesto de elementos afilados y colocado ante las lentes del microscopio sobre un soporte. Sin embargo, no ofrece detalles sobre su composición química o propiedades físicas, que están siendo estudiadas en un laboratorio del Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial en los Países Bajos.

Según detalló en una entrevista el investigador Fabrice Cipriani, también publicada por la ESA, el método que su equipo aplica a esta y otras muestras disponibles de la roca del asteroide evita destruirlas. Los científicos las colocan en una cámara donde se exponen a una imitación del viento solar, o sea, las bombardean con electrones.

Orígenes de la muestra

La sonda Hayabusa fue lanzada por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón en mayo del 2003 y dos años y medio después alcanzó su objetivo. Fue la primera misión en llevar a la Tierra fragmentos de un asteroide.

Un análisis previo de los granos obtenidos por la sonda del asteroide Itokawa muestra que este no siempre tuvo las mismas dimensiones y forma que conocemos. Era aproximadamente 40 veces más grande cuando se consolidó, hace 4.500 millones de años, que ahora.

La segunda misión nipona para colectar muestras de roca espacial desplegó su base de operaciones la semana pasada a 20 kilómetros de otro asteroide, el Ryugu, que orbita en estos momentos a unos 280 millones de kilómetros de la Tierra. El mundo científico espera el regreso de esta expedición no tripulada para el 2020.

Insólitos cristales azules en un meteorito revelan la 'infancia' inquieta del Sol







Los pequeñas partículas retienen gases nobles que se acumularon mientras estaban expuestas a una fuerte irradiación que solo fue posible en la época temprana del Sistema solar, creen los científicos.

Millones de años antes de que se consolidara la Tierra, su estrella —el Sol— vivió una fase hiperactiva, afirma un grupo de científicos estadounidense-suizo. Los estudiosos comparan esa época del ciclo estelar con la infancia inquieta de los hijos y citan una prueba contundente de que el Sol no era hace 4.600 millones de años tal como lo conocemos.

Los comienzos del Sol siguen siendo un misterio para los astrónomos. Puesto que es más antiguo que nuestro planeta, es difícil encontrar objetos o materiales que fueran testigos de aquellos primeros años y portaran registros químicos de ese Sol primitivo. Sin embargo, los investigadores han encontrado lo que buscaban en el meteorito Murchison, que cayó en Australia en septiembre de 1969.

Se trata de unos pequeños cristales azules, diseminados en los fragmentos disponibles del meteorito. Según detalla un artículo publicado en el sitio web Astronomy, estos filamentos tienen un grosor comparable con el del cabello humano. Los científicos identificaron el mineral del que están compuestos como hibonita y determinaron que sus muestras son ricas en helio y neón: algo que atribuyen al "bombardeo" de toneladas de partículas de alta energía provenientes del "niño" Sol.

Más viejos que la Tierra

El Sol era muy activo en sus primeros años de vida, y emitía más partículas cargadas de lo que suelen hacer las estrellas durante la mayor parte de su vida. Uno de los investigadores, el profesor Philipp Heck, de la Universidad de Chicago, destacó que las muestras disponibles de hibonita son en el planeta una de las pocas cosas lo bastante antiguas para intentar descubrir cómo era realmente la actividad temprana del Sol.

Los científicos creen que esos cristales probablemente se cuenten entre los minerales de más temprana formación dentro el sistema solar, y que aparecieron incluso antes de que lo hiciera la Tierra, hace aproximadamente 4.500 millones de años. Otro miembro del equipo, Levke Koop, destacó que algo cambió en las condiciones de la irradiación cuando estos cristales ya existían.

"Por alguna razón, la hibonita fue irradiada, pero los materiales conformados más tarde no", dijo, admitiendo que desconoce la razón. Los cristales pudieron retener los gases nobles altamente volátiles que se habían producido bajo efectos de un Sol hiperactivo.

Los resultados completos del estudio fueron descritos en un artículo científico que publicó el 30 de julio la revista Nature Astronomy.

Según su hipótesis, en su primera época (antes de que se conformaran los planetas) el Sistema solar estaba compuesto por el Sol y un enorme disco de gas y polvo que giraba en espiral a su alrededor. Los primeros minerales se fusionaron bajo temperaturas comprendidas entre 815 y 1.480 grados Celsius. En comparación, Venus, el planeta más caliente de nuestro entorno, tiene en su superficie temperaturas lo suficientemente altas como para derretir el plomo, pero se trata de una media de 466 grados.

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